En muchos momentos de la historia de Chile, los bosques fueron considerados como recursos naturales inagotables, sin conciencia del daño que podría causar su explotación indiscriminada.
Los pueblos originarios, en busca de lugares donde asentarse y cultivar, así como por sus necesidades de combustible para alimentar el fuego, contribuyeron a ampliar las áreas despejadas de bosques, antes de la llegada de los españoles.
Las grandes pérdidas de bosques en Chile fueron causadas originalmente por la apertura de tierras para la agricultura y la ganadería, a partir del siglo XIX, como consecuencia de los asentamientos humanos. Un gran ejemplo lo encontramos en el período de destrucción indiscriminada de los bosques en Aysén, a mediados del siglo XX.
Luego sigue un proceso de regulación, caracterizado por la creación de mecanismos políticos y legales para controlar la cosecha de bosques.
Finalmente llegamos al período de Desarrollo Forestal Sustentable-en el que nos encontramos hoy- donde se busca una oferta sostenible de bienes y servicios de los bosques, y las plantaciones forestales han disminuido la presión que existía sobre el bosque nativo.
