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Desafíos

Chile vive una feliz circunstancia, que pocos conocen. No solo es ejemplo para el mundo en diversas materias económicas, sociales y culturales, sino también en lo forestal. Según ha constatado la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Chile es uno de los pocos países que ha logrado revertir la tendencia a la deforestación, problemática predominante en América Latina. Es más, Chile junto con Uruguay son los únicos países de Latinoamérica que muestra un aumento real de la superficie cubierta con bosques.

El sector forestal exhibe un desarrollo sostenible y respetuoso del medio ambiente. De las 75,7 millones de hectáreas que componen la superficie continental del país, alrededor de 16 millones están cubiertas por bosques, lo que es equivalente a Bélgica, Holanda y Austria. Un 85% del total de bosques corresponde a especies nativas. El resto corresponde a bosques cultivados, los cuales satisfacen el 99% de los requerimientos de madera de la industria nacional.

Asimismo, la protección del recurso está respaldada por una altísima tasa de certificación con los sellos más reconocidos a nivel mundial de manejo forestal sustentable: el 70% de las plantaciones chilenas están acreditadas, frente a un escaso 30% de promedio mundial. Además, la industria silvícola es la mayor poseedora de Acuerdos de Producción Limpia, habiéndose constituido también en la primera en suscribir este tipo de convenios, hace más de una década.

Por estos días son cerca de 1.000 las empresas que exportan productos forestales con diversos grados de elaboración –pulpa química, en primer lugar de importancia, seguida de molduras, madera aserrada, madera elaborada, tableros y chapas, puertas, ventanas, piezas para la construcción y papel periódico, entre otros– a casi 120 mercados en los cinco continentes, destacando Asia como cliente principal –en especial China y Japón– seguido de Norteamérica, Europa y América del Sur.

LO QUE VIENE

En 2008, la promulgación de la Ley de Bosque Nativo dio inicio a una nueva etapa. Tras décadas, la normativa reconoció la posibilidad de que este recurso puede ser manejado sustentablemente, sin poner en riesgo su conservación. De esta forma la legislación permite que, de las 13,5 millones de hectáreas de este recurso (superficie casi seis veces mayor que las plantaciones), cerca de cuatro millones puedan manejarse, con evidentes beneficios para los pequeños silvicultores.

La renovación del DL 701 es uno de los principales desafíos para el gremio, dado que la forestación es la manera de alcanzar un mayor desarrollo, especialmente en beneficio de miles de pequeños propietarios rurales. Además de los beneficios sociales, económicos y ambientales conocidos, la formación de más bosques se ha convertido en una condición necesaria para que Chile pueda reducir su emisión neta de gases con efecto invernadero y así contribuir activamente a mitigar el cambio climático.

Con este propósito, la Directiva de CORMA ha abogado por una serie de cambios en el cuerpo legal que hoy se encuentra sin fomento forestal. Se espera que la nueva normativa que el gobierno ha prometido estudiar para reemplazar definitivamente el DL 701, apunten en la dirección correcta.

En otro ámbito, la madera también tiene mucho que decir en el tema de la construcción. Aunque históricamente Chile pasó del adobe al cemento y ladrillo, casi sin escalas, es innegable el valor que adquiere este material en la perspectiva de los acontecimientos del 27 de febrero pasado. Baste recordar que Chile debe reconstruir más de 400 mil viviendas, edificios públicos y obras infraestructura que resultaron total o parcialmente dañados por el terremoto, que si se hubieran construido en madera tendríamos mucho menos que lamentar.

Su excelente comportamiento y tolerancia frente a sismos, es sólo uno de los aspectos que convierten a la madera en el material preferido por muchos constructores de países desarrollados. A esto se agregan la rapidez constructiva, el ahorro en calefacción, la aislación térmica y acústica, la flexibilidad y modularidad que permite al diseño arquitectónico, y, sobre todo, su bajo impacto en el medio ambiente, comparado con materiales alternativos, como el hormigón o el acero.

Por lo anterior, para CORMA es un objetivo irrenunciable el crear una cultura que privilegie la construcción en madera, tal como sucede en Estados Unidos, Japón, Suecia, Canadá, entre otros, donde el 80% de las viviendas corresponde a este material, mientras que Chile –país forestal- sólo llega a niveles en torno al 20%.

En estos tres ámbitos -bosque nativo, forestación y madera- el pequeño propietario forestal juega un rol central en el desarrollo de nuestro quehacer. CORMA, en este Bicentenario, convoca a unir las voluntades de todos los actores del sector y trabajar unidos por hacer de estos propósitos una tarea nacional que favorezca a todos los chilenos.
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