Desafíos / La leña y su sello
La leña es la tercera fuente de energía más importante después del petróleo y el gas, y junto a la energía hidroeléctrica, es el único energético renovable que se produce y se utiliza en forma significativa en Chile. Se calcula que al año se consumen en el país cerca de 16 millones de metros cúbicos de leña y que más del 50% de los hogares desde Rancagua al sur la demandan para calefacción.
Por lo mismo, representantes de instituciones públicas y privadas desde las regiones de O’Higgins a Aysén, discuten la estructura, institucionalidad y funcionamiento de un sistema de certificación de la leña, que busca regular el mercado informal y promover la producción de un combustible de mayor calidad para disminuir los impactos sobre el bosque nativo y la contaminación atmosférica.
El principal problema de contaminación que produce la leña es su uso cuando aún está húmeda, ya que no se completa el proceso de combustión normal y se libera al ambiente grandes cantidades de material particulado respirable.
La leña certificada responde a la norma 2907/2005, que establece las características que debe tener para un consumo apropiado, indicando, por ejemplo, que la humedad de la madera no puede superar el 25% y que el diámetro no debe ser mayor a 16 cm.
De esta forma, se reduce la contaminación y el volumen consumido, pues el poder calorífico aumenta y las estufas y cocinas de combustión lenta logran funcionar a su real capacidad.
Aunque no esté certificada, la leña seca se reconoce porque los palos son más livianos, la corteza está semidesprendida y tiene grietas en los extremos. Es conveniente comprarla ya cortada o hacerlo en trozos mayores a 12 cm de diámetro, para luego almacenarla en un lugar seco, ventilado y protegido de la lluvia y humedad.
Recuerde que el mejor indicador de una buena combustión es que no se emita humo por el cañón, lo que se logra con un fuego intenso.