¿Cómo contribuyen los bosques cultivados a paliar los efectos del aumento de emisiones de CO2? Los bosques con especies de rápido crecimiento capturan una cantidad considerable de CO2, liberando a la atmósfera oxígeno por medio del proceso de la fotosíntesis. Por ejemplo, cada hectárea de Pino radiata en pleno crecimiento, consume 9 toneladas de CO2 al año. Se estima en 226 millones las toneladas de CO2 capturado por los bosques cultivados de pino radiata y eucalipto, manejados bajo un régimen de patrimonio forestal regulado. Asimismo, por concepto de forestación, si se planta a una tasa de 45.000 hectáreas al año, se capturaría unos 4,92 millones de toneladas anualmente. Estas unidas a las 80.000 hectáreas de reforestación, junto con garantizar la sustentabilidad del sector, incrementan año a año el stock de carbono retenido. Por lo tanto el CO2 puede disminuir en la medida que aumente la tasa de plantaciones de bosques cultivados, disminuyendo el efecto invernadero y almacenándolo en la madera y en sus productos. Los bosques con árboles ya moribundos o que experimentan pérdidas de biomasa, debido a enfermedades o al fuego, son emisoras de CO2. Es lo que sucede por ejemplo con la selva tropical, que al cumplir un determinado número de años, mantiene un equilibrio en la absorción y liberación de CO2, siendo posteriormente emisora al llegar a una etapa de madurez biológica. Los bosques que absorben CO2 son los compuestos por árboles sanos y en pleno crecimiento, por lo tanto el manejo sustentable de los bosques, entre sus múltiples beneficios, permite tener ejemplares que son productores de oxígeno. Vinculado con lo anterior, parte del bosque nativo no es un gran capturador de carbono, con la excepción de los renovales. |